Niebla en la Cañada de las Ánimas

Niebla en la Cañada de las Ánimas

Me contaron los pastores que al caer la tarde se escuchaban gritos y disparos de arcabuz en el pinsapar de la Cañada de las Ánimas. Yo no se si sería verdad, pero cuando estaba tomando la fotografía sentí un extraño escalofrío por la espalda. A mi alrededor la niebla se enredaba por los troncos atormentados de los árboles mientras una gélida brisa desgranaba sus melismas entre el follaje. De pronto ví por el sendero un grupo de moriscos encadenados vigilados por dos hombres armados y a caballo. Se acercaron en silencio hasta donde yo estaba, pasaron a mi lado sin mirarme y desaparecieron por el antiguo Camino real. Cuando los perdí de vista se alzó la niebla y los rayos del sol irrumpieron osadamente en el paraje. No creo en aparecidos, os lo juro, pero todo lo que os cuento es real…