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Serafin Alarcón


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Una migaja…

Una migaja…
Por Serafín Alarcón

La fe de la mujer cananea
(Mr. 7.22-28).
22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: !Señor, socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Y así es la vida... En ocasiones pasamos por situaciones tan desesperantes que pensamos que ni aun Dios nos escucha. Y bueno, se pone uno melancólico, el animo se gasta y la fe sin darnos cuenta comienza a menguar. ¿No te ha pasado? Cuan malo es cuando uno se siente ignorado… La verdad es que la sensación es desagradable especialmente si estamos pasando por un mal momento. Como diría el viejo dicho; “Nadie sabe lo que esta en la olla, solo el que la menea.” Tal vez el pasaje anterior sea la única ocasión en donde Jesucristo muestra aparente indiferencia ante el dolor de otra persona. La historia relata que una madre de nación “pagana” tenia una hija que estaba poseída por un demonio. Ella se acerca al Señor para pedirle que intercediera por su hija, que le ayudara en aquella grave necesidad. La respuesta inicial del Maestro fue insospechada. Ninguno esperaba tal frialdad de su parte... Sus palabras evidenciaban dureza al decirle que no estaba bien darle la bendición de los hijos, en este caso el pueblo judío, a ella que era de nacionalidad Cananea. Sorpresivamente nos topamos con un Jesús casi a la forma de los fariseos, un Jesús que le llegaría hasta comparar con perros…

Sin embargo…
Que respuesta la de aquella mujer. Su respuesta sorprendió al Señor cuando le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de sus amos. Sorprendamos al Padre con un acto de fe y fidelidad. Mostremos fe aunque de momento él Señor no nos conteste. Dios sí desea escucharnos y en efecto nos escucha, atiende y por sobre todo nos comprende. En el caso de la mujer Cananea su aparente apatía solo fue la primera impresión, sorprendido le dijo: Oh mujer, grande es tu fe…
Que hoy una migaja de Jesús nos sea mas que suficiente para continuar y enfrentar los retos que nos da la vida..

Serafín-Tablitas del Señor
http://youtube.com/ta1blitas

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